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02 diciembre 2019

EL ORÍGEN DEL PENSAMIENTO HUMANO
Si dentro del proceso evolutivo fuera posible determinar un momento límite entre un estado animal previo  y uno característicamente humano, éste sería aquel en el que por primera vez un antropoide tuvo un saber en su cerebro y fue consciente de él.

En dicho instante se dieron los cambios fundamentales en el origen del hombre: se superaron las relaciones meramente instintivas con la naturaleza, al aparecer una representación conciente, aquel primer miembro de la nueva especie fue conciente de sí mismo.
Las representaciones abstractas y la autoconciencia son características exclusivas del ser humano.
Cuando el hombre se hace conciente de su propia fuerza y que está en si produce un trabajo 
Pero no sólo fue la explicación mítica de los fenómenos naturales lo que propició un avance en el pensamiento humano. Tres aspectos fueron fundamentales en tal desarrollo: la utilizacion de las manos para preparar herramientas de uso cotidiano, el consumo de carne despues de enfrentar las inclemencias de un glaciar y la aparición del lenguaje articulado, fueron las circunstancias que sembraron el camino hacia el hombre actual
 APARECEN LOS PRIMEROS FILÓSOFOS.
LOS CLÁSICOS. Suele decirse que la Filosofía nació en Grecia, y esto es verdad sólo en parte, porque también existe una filosofía egipcia, persa, china, etc., anterior a la helénica. No obstante, es indudable que el pensamiento europeo se ha impuestó, y es la Filosofía clásica europea la que ha llegado a mayor altura en sus especulaciones, pues las filosofías orientales se confunden y se pierden en consideraciones de tipo religioso y moral.
La primera preocupación del pensamiento griego fue el mundo exterior, y una serie de filósofos anteriores a Sócrates dedicaron su vida a estudiar qué era y de qué estaba hecho el mundo que veían.
Thales de Mileto, que vivió en el siglo vi a. de J.C. fue considerado como uno de los siete sabios de Grecia (los restantes fueron Cleóbalo de Lindos, Solón de Atenas, Chilón de Esparta, Pittacos de Lesbos, Bías de Pirene y Beriandro de Corinto). Thales debió ser un personaje extraordinario; astrónomo, geógrafo, físico y filósofo a la vez. Fue el primero en plantearse el problema del auténtico ser de las co^as, y que las cosas no eran lo que parecían ni tal como se presentaban a nuestra’vista. A su juicio 6l¿origen de todo era el agua
Pitágoras, que fue contemporáneo de Tríales, era natural de Samos y fundó una religión con un ideal de vida muy elevado. Sus seguidores vivían en comunidades entregadas al estudio. Para él los números eran el principio de todas las cosas y redujo a números las magnitudes, desde los fenómenos astronómicos a los musicales, con lo que llegó a vislumbrar una armonía universal. Su doctrina acerca del alma dice que ésta sobrevive después de la muerte y transmigra de unos cuerpos a otros en premio o castigo a su vida anterior, por lo que es preciso una vida austera y conforme con ciertas reglas morales.
Jenófanes, que vivió 500 años a. de J.C., elaboró una idea racional de Dios, a quien concibió como
ser único, eterno, inmutable y simple. 
«Dios, decía, no tiene manos ni pies ni oídos, y sin embargo ve, oye y, sobre todo, piensa.»
Entre los filósofos anteriores a Sócrates está Heráclito, para quien el mundo está cambiando continuamente («nadie puede bañarse dos veces en el mismo río», decía para dar una idea viva del cambio). Empédodesexpuso su teoría de los ciclos consecutivos en el Universo, cuyas destrucciones y reconstrucciones sucesivas se realizan en virtud de las fuerzas opuestas: amor y odio. Demócrito fundó la teoría atómica según la cual todos los cuerpos se componen de átomos, y las cosas cambian por la fuerza de estos átomos en choque. Protágoras fue el primer escéptico, fundador de la escuela sofística, para quien el hombre es la medida de todas las cosas.
Pero desde Sócrates, los filósofos, cansados de contemplar el cosmos, o tal vez al comprobar lo poco que habían logrado saber de sus misterios y estructura, volvieron la mirada hacia sí mismos y se dieron cuenta de que su interior era también un pequeño mundo, un microcosmos. Luego se dedicaron a estudiar la vida interna, el pensar, el sentir y el querer, y descubrieron que lo más importante era la conducta que ha de seguir el hombre para el logro de la felicidad, única meta de la vida.
Aparecen entonces los que pudiéramos llamar los tres grandes de la Filosofía: Sócrates, Platón y Aristóteles. (ver trilogía filosófica)
Sócrates, el primer filósofo de quien poseemos noticias exactas, no escribió nada o al menos no dejó libros escritos, pero por sus discípulos, sobre todo por Platón, conocemos su vida y sus doctrinas. Vivió pobre y sin pretensiones. En la plaza central de Atenas enseñaba por medio de hábiles interrogatorios de modo que el propio discípulo llegara a descubrir la verdad. Conversaba con sus amigos, irónico y burlón; daba sus enseñanzas sin exigir nada a cambio. Es más, atacaba a los sofistas porque cobraban por enseñar. La imagen histórica de Sócrates se vio completada por su muerte, ocurrida el año 399 a. de J.C. Fue acusado de perturbador de la juventud y se le obligó a beber la cicuta.
El principio de su filosofía es el reconocimiento de la propia ignorancia, y para alumbrar la verdad utilizaba un método que constaba de dos fases: «Ironía» (fase destructiva) y «Mayéutica» (fase constructiva). Su procedimiento didáctico era el diálogo. Aconsejó que se viviera conforme a la razón, pues sólo el ignorante obra mal: «Encontrarás la satisfacción interior por la vida moral.» «El objeto de la vida del hombre es buscar la sabiduría.» «Conócete a ti mismo.» «Sólo sé que no sé nada», son frases de Sócrates.
Platón, discípulo de Sócrates, cifró el objeto de la vida del hombre en la busca de la justicia. Fundó su escuela en un parque dedicado al héroe Academos, por lo que tomó el nombre de Academia. Sus escritos relacionados con las enseñanzas de Sócrates, y conservados en su mayoría, llevan el nombre de «Diálogos». Admitió una doble realidad: la inteligible, que está dentro de nosotros, y la sensible, que está fuera de nosotros, por lo que distinguió también un doble conocimiento: el de la razón y el de los sentidos.
Simbolizó la vida humana con el mito del carro alado tirado por dos caballos y conducido por un auriga. El carro representa el cuerpo y de los dos corceles uno es obediente y lleva el carro por el buen camino, pero el otro se resiste a las riendas y empuja el carro a la perdición. El alma está representada por el cochero y los dos caballos, o sea las tres fuerzas que la mueven: la -«razón», que es el cochero; el caballo obediente, que es el «ánimo», y el caballo díscolo, que es el «apetito». Platón también elaboró una doctrina completa acerca del Estado y de los mejores medios para gobernar la sociedad, así como para conseguir una eficaz enseñanza y educación de los ciudadanos.
Aristóteles, que vivió en el siglo IV a. de J.C.. buscó las raíces de la Filosofía, el saber general en su sentido más elevado. Es el fundador de la Lógica. Descubrió el silogismo y la demostración, y es el verdadero estructurador de la Metafísica.

Pertenecía a una familia muy culta, pues su padre fue médico de los reyes de Macedonia, y él maestro de Alejandro Magno. Permaneció veinte años al lado de Platón, estudiando en la Academia. Es muy difícil resumir su doctrina, pues abarcó todos los problemas suscitados hasta entonces por los filósofos que le precedieron. Ante la posición del cambio constante que defendía Heráclito, y del ser permanente que proponía Parménides, inventó la teoría del acto y la potencia, en virtud de la cual en las cosas hay algo que nunca cambia y algo que puede cambiar. La potencia es lo susceptible de cambio, y el acto es lo que permanece en un momento dado, por ejemplo, un huevo es en acto huevo, y en potencia, gallina.
Para Aristóteles el alma es el principio vital, vegetativo en las plantas, sensitivo en los animales y racional en el hombre. La moralidad debe conformarse con los dictámenes de la razón. El hombre para él es un animal político y el Estado ha de tener por base la familia y la propiedad privada. Durante toda la Edad Media fue venerado como «el filosofe por excelencia», de tal manera que los demás se consideraban sólo como sus «comentaristas».
Séneca fue el primer filósofo español. Nació en Córdoba, aunque desarrolló su labor en Roma y llegó a ser preceptor de Nerón, del cual recibió más tarde la orden de suicidarse. Siguió la doctrina estoica, según la cual el cuerpo es la cárcel del alma y hay que renunciar a todo deseo sin afectarse por los contratiempos a fin de conseguir la felicidad. Su filosofía fue exclusivamente moral.
Filón el judío intentó una conciliación entre la filosofía griega y la religión mosaica. Platino fue un expositor genial de las doctrinas de Platón.
Los filósofos que se sucedieron después son ya de menor importancia, pues se conforman con especulaciones sobre la conducta humana, abandonando el estudio de muchos problemas, y enredándose en discusiones sobre aspectos parciales, sin comprender el sentido de totalidad propio de la ciencia filosófica.
SOBRE LA INVESTIGACIÓN Y LA CIENCIAS: 
El progreso humano responde a una dinámica de conjunto cuyos impulsos dominan la naturaleza, la ponen al servicio del bienestar humano y proclaman la supremacía del hombre en permanente proceso de creación.
La humanidad sobrellevó durante siglos el tremendo esfuerzo de las conquistas materiales en procura de un mundo simplificado por la técnica, embellecido por las artes y dignificado por el trabajo.
Ardua y difícil, esta conquista se cumple sin pausa, relacionando causas y efectos, analizando experiencias dispersas y conclusiones individuales para obtener,» mediante el tamizado de los fracasos y de los éxitos, un ordenamiento universal de métodos y de sistemas en constante puja por renovarse.
La evolución, al principio lenta y dificultosa, se ha convertido en velocísima carrera, cuya aceleración adquiere proporciones imprevistas y supera lo que hasta ayer creíamos insuperable; este vértigo, controlado y dirigido, promueve un avance de todas las ramas de la ciencia, de los recursos técnicos, mecánicos e industriales y de las artes aplicadas.

La idea de hombre y la de preocupación intelectual, investigación y deseos de saber, tienen una y la misma antigüedad sobre la tierra. En cada civilización, remota o moderna, en cada momento de la historia, hubo alguien que se preguntó: ¿qué es el tiempo? Y hubo también quien respondió a ese interrogante. Los asiduos y evidentes ciclos de la luna ofrecieron la más antigua medida, pues cada ciclo constituía un mes lunar.
La cronología es el triunfo de la razón humana sobre el fluir constante del tiempo, su partición, su mensura. Pero más tarde fue necesario almacenar los hechos y los conocimientos del hombre en el tiempo y a los métodos de escritura se agregó la imprenta, invención que abre un nuevo capítulo en la historia de la humanidad. Y la necesidad de saber casi al instante lo que acaece en todo el orbe terrestre originó el telégrafo, la radio, la televisión…
Finalmente el hombre encontró estrecho el ámbito de su planeta y comenzó la audaz aventura de la conquista del espacio, la marcha hacia otros mundos. Pero el avance acelerado de la ciencia ha exigido una rápida adecuación moral, dada la fisonomía novedosa de la realidad, y así se originaron problemas sicológicos y sociológicos sumamente complejos. La automatización planteó al hombre la necesidad de un nuevo humanismo, adecuado al mundo actual.
Detenernos un segundo en este avance imparable del pensamiento humano equivale a incurrir en algo impropio del hombre moderno, porque cada día y en todos los sitios hallamos centenares de «lámparas de Aladino» capaces de transformar en realidad el más ambicioso de los sueños, merced al singular despliegue del poder científico.

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