Primero entraron en
las iglesias (cuando hablo de iglesias, me refiero a todas las denominaciones)
lo que Dios anticipo cuando aún Cristo estaba en la tierra, que vendrían falsos
cristo y falsos predicadores, falsos pastores, esta profecía fue superada totalmente
de acuerdo a como los hombre de entonces la entendieron, hoy nadie sabe el
número de apostatas presentes en las iglesias, pero es muy grande, en estos
momentos el número de pastores y líderes de las iglesias que se han corrompido
es superior en miles a los pocos que se han mantenidos fieles, a los mandatos y
a la palabra de Dios. Los ejemplos de esta realidad son por millones, podríamos
mencionar la pederastia en la Iglesia Católica, apoyada por el mismo Vaticano,
o los pastores empresarios que han usado la palabra de Dios, como arma de
amenaza constante y amedrentamientos para someter millones de personas a sus
perversos intereses de lucro y lascivia. (4Porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Juan1-4)
Es impresionante la
descomposición de la iglesia, aunque hay que aclarar que a pesar del nivel de
corrupción que existe ahí todavía quedan hombre y mujeres que, con fervorosa
Fe, han creído en La Palabra pura y poderosa del Dios vivo y la ejercen, los
demás han convertido las iglesias en un negocio descarado otros la utilizan
para escalar socialmente, no es difícil escuchar el famosos evangelio de la
prosperidad, el cual ya ha hecho carrera donde a usted se le propone un trueque,
dinero a cambio de más dinero, si usted es generoso con el pastor o dirigentes
de la secta y entrega mucho dinero este dinero que usted entrega le será
devuelto multiplicado, no importa el destinó que este tenga (Mirad que nadie os
engañe! porque habrá falsos maestros y por avaricia harán mercadería de
vosotros con palabras fingidas, 2Pedro 2, 2-4 ) Este negocio hizo carrera hasta
llegar a extremos como el del pastor
Jesse Duplantis, televangelista americano, aseguró que Dios le dijo que
necesitaba un nuevo jet. El mensaje lo compartió entre sus fieles, que
comenzaron a reunir fondos, este señor pidió 54 millones de dólares a sus
feligreses para comprar su cuarto avión privado, los escándalos son el pan de
cada día, otra denuncia cuenta los abusos de un pastor en Pasto Nariño que
mantenía relaciones con jóvenes feligreses, se trata de Álvaro Gámez Torres, el
pastor denunciado, que después de varios años de rumores y denuncias que no
prosperaron, dos videos desataron un escándalo al interior de la iglesia
Ministerio Apostólico y Profético Salem, que dirige en Pasto, Nariño, el pastor
Álvaro Gámez Torres. Las imágenes lo muestran manteniendo relaciones sexuales
con jóvenes que asistían a su iglesia, mientras se escuchan cánticos de los
oficios religiosos. El denunciado les decía a sus víctimas —especialmente
menores de edad— que de esa manera podían salvarse y ganarse un lugar en el
cielo. Casos como estos existen por miles la mayoría sin ser denunciados, y sus
victimas por lo general personas inocentes que desconocen la verdadera palabra
de Dios y caen fácilmente en estas inmoralidades
En estos momentos
el mundo está siendo sometido a una gran prueba y un juicio leve ha venido
sobre la tierra, nadie sabe el día ni la hora en que vendrá Jesucristo, pero
Jesús está contigo todos los días de tu vida, por lo que muchos desconocen de
que se trata este advenimiento. La palabra dice que llegara un momento en que
todo llegara a su final y sucederá en medio de grandes acontecimientos en la
tierra y fuertes batallas en los cielos, pero abran señales anteriores a este
día, he aquí algo muy importantes, pregunto: Sera que Dios permitirá este
desenlacé con una Iglesia debilitada y hundida en el fango del peor estado de
pecado, como lo que hemos mencionado en la primera parte de este escrito; ¡no
lo creo! Cristo vino por lo que se había perdido, dice la palabra y hoy sería
una gran pérdida para Dios, venir en un momento donde la gran mayor parte de
las Iglesias están en herejías y pecados mortales, es apenas lógico esto no
sucederá aun.
Reflexionemos, si
el propósito de Dios es salvar almas y la gente en las iglesias se ha dedicado
a buscar poder y dinero, opulencia, comodidad y ser servidos como reyes, que
podemos esperar de una iglesia que cuando llegas a ella en busca de salvación y
esperanza, nos dan un sermón extendido, te regañan y te dicen que tu tienen la
culpa de lo que te sucede haciéndote sentir culpable y miserable. (Pero estos
blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se
corrompen como animales irracionales. ¡Ay de ellos! porque han seguido el
camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en
la contradicción de Coré. Juan1-10)
Cuan desconsolador
es entrar a uno de estos sitios en busca de amparo espiritual, de un
refrigerio, y te encuentres a un pastor(a) patán esgrimiendo recriminaciones y
amenazando con la condenación eterna a toda una iglesia, son comportamientos
que están muy distante del verdadero comportamiento de un líder espiritual a la
altura de Jesucristo, estas, son en realidad estratagemas, que realidad sirven
para manipular masas por medio del terror infundido a través de estas funestas
prácticas. (Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes
fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían:
En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al
Espíritu. Juan 1; 17-19).
En fin, se puede
señalar al final que la verdadera palabra de Dios no es una Doctrina de muerte,
sino de Salvación perpetua, para todos aquellos que creen y profesan la Fe, con
esperanza de salvación, es el verdadero camino, la verdad y la vida, y el que
llega a el con bondad y pureza de corazón no será defraudado por el Dios vivo y
compasivo, la verdadera doctrina es predicar la palabra de salvación, y no, una
vana teoría de hombre que confunden al creyente, porque te dicen que las
añadiduras son la bendición cuando la verdadera bendición es la salvación
eterna en Cristo Jesús.
Muy a la usanza de
estas escuelas de demonios, era muy corriente ver a una persona “profetizando”
y hablando de grandes “Bendiciones” para el año 2020 antes de que apareciera el
coronavirus, luego cuando ya entro el virus cambiaron repentinamente el
discurso, pero a nadie de estos los escuche con alguna excepción hablar sobre tal
calamidad que vendría sobre el mundo, al contrarios con el avenimiento de las
medidas de bioseguridad y la imposibilidad de tener las sinagogas llenas de
fieles, muchos optaron por pedir el diezmo de forma descarada a través de las
redes, con la cínica disculpa que podían perder las bendiciones venideras sino
lo hacían, ¿Qué barbaros! Puesto en este contexto muchos quedaron en evidencia
e incluso puestos en ridículo por el mismo Dios.
Son tiempos
difíciles los que estamos viviendo y que llaman a la reflexión y al
arrepentimiento porque el Poder redentor y de justicia de Dios no tarda, se
debe volver a los rudimentos de la verdadera Doctrina revelada por Dios a
través de su hijo Jesucristo, y Aquellos contumaces que torcieron la verdadera
doctrina en busca de provecho a sus propios estómagos, querellosos, que andan
según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las
personas para sacar provecho, al final serán enjuiciados.
Nadie está libre de
pecado y que tire la primera piedra quien se crea libre, pero una cosa es pecar
contra ti mismo o contra tu prójimo, y otra muy diferente hacerlo contra el
espíritu santo, dice la palabra de Dios que no tendrá perdón ni en esta ni en
la otra vida.
Así que queridos
hermanos les dejo esta reflexión para finalizar el año gracias a Dios con vida
y salud, que nunca más se escuche en un pulpito la expresión “El Espíritu Santo
me dijo de manera falsa, porque primero, él no se equivoca, y segundo cuando habla, su voz es de
trueno, y su profecía contundente y certera.
Por: Federico Acuña Mendoza