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08 febrero 2020

Los 50 mejores pensadores del 2019


Los 50 mejores pensadores del 2019
Las personas reflexivas son las más capacitadas para cambiar el mundo y hacerlo en positivo. “Solo hay un bien: el conocimiento. Solo un mal; la ignorancia” dijo el filósofo Sócrates.
Unas palabras certeras cuando se debe reivindicar el poder del pensamiento frente a la corriente antiintelectual de aquellos que desdeñan la razón. Basta ver el panorama político y el ascenso al poder de quienes a buen seguro avergonzarían al clásico griego. El brexiter Nigel Farage, el italiano Matteo Salvini o el recientemente elegido presidente británico Boris Johnson…pero seguramente el polémico Donald Trump sea el máximo exponente de política show apelando a las pasiones en vez de la sensatez.
“Solo sé que no sé nada” sería otra de las frases célebres de Sócrates en la humildad de la búsqueda del conocimiento. Ahora en cambio hay políticos que parecen saberlo todo cuando en realidad saben más bien poco, como todos.
Desde el 2014 la revista británica Prospect rinde tributo a la clase intelectual: científicos, filósofos y escritores que están remodelando nuestros tiempos.
La lista pre seleccionada incluye 50 voces disruptivas “mentes que quieren cambiar el mundo, en lugar de simplemente explicar por qué el mundo es como es” explican en su editorial. Los lectores están llamados a elegir el mejor pensador/a del 2019.
En el mismo se reivindica el papel de los intelectuales en nuestra sociedad, que han quedado al margen de la élite económica cuando podrían ser más decisivos al aportar más soluciones.
Se destaca en el contexto un cambio de era marcada por la tecnología que también está “remodelando la vida intelectual” con el uso de procesadores avanzados como herramienta fundamental. 
Asimismo la lista del 2019 muestra una paridad que no había en años anteriores, 50 / 50 de hombres y mujeres intelectuales. Desde En Positivo repasamos la trayectoria de algunos de los importantes nombres que figuran en esta lista.
Svetlana Alexievich: desde que ganara el Premio Nobel de Literatura en 2015, la primera escritora de no ficción en hacerlo, las obras de la escritora bielorrusa se han traducido recientemente al inglés. Las entrevistas de Alexievich con soldados rusos en Afganistán, sobrevivientes de Chernobyl, personas que fueron niños en la guerra con Alemania y muchos otros producen conmovedores relatos de sufrimiento en el mundo soviético.
Frances Arnold: es la primera mujer estadounidense en recibir el premio Nobel de química, y la quinta mujer en general en esa categoría, Arnold es conocida por su trabajo innovador que utiliza la evolución dirigida para crear enzimas. Aplicando el principio de adaptación de las especies a diferentes ambientes, Arnold aprovechó el cambio genético y la selección para desarrollar proteínas para catalizar diversas reacciones químicas. Sus resultados han ayudado a lograr una fabricación más ecológica en campos como los productos farmacéuticos, y contribuido a los avances en energía renovable.
Caucher Birkar: nacido en una aldea kurda en Irán en 1978, el matemático solicitó asilo en el Reino Unido en 2000 y luego se convirtió en profesor en Cambridge. El año pasado ganó una Medalla Fields, el premio más alto en matemáticas, por su contribución a la geometría algebraica, una forma de comprender objetos geométricos usando ecuaciones. Cuando se mudó por primera vez a Inglaterra, cambió su nombre a Caucher Birkar, que en kurdo significa “matemático migrante”.
Juan Martín Maldacena: el argentino bien puede ser recordado como el primer físico teórico verdaderamente grandioso del siglo XXI. Sin pretensiones pero profundamente imaginativo, está abordando la gravedad, la información y el tejido del universo. En Princeton, Maldacena descubrió una sorprendente equivalencia entre la teoría de cuerdas y la teoría cuántica, ofreciendo cierta unidad entre las teorías actualmente incompatibles en el corazón de la física fundamental. Su trabajo condujo a la hipótesis de que una conexión entre partículas cuánticas, llamada entrelazamiento, podría estar relacionada con agujeros de gusano en el espacio-tiempo.
Houman Haddad: el ejecutivo de la ONU detrás del programa “Building Blocks”está trabajando para introducir la nueva tecnología blockchain en los campos de refugiados. El software de reconocimiento facial y el almacenamiento de información pueden aumentar la eficiencia para obtener dinero y, por lo tanto, alimentos para los campos de refugiados (los resultados iniciales sugieren una reducción del 98 por ciento en las tarifas bancarias) y permitir a los refugiados construir una “billetera digital”, esencial para demostrar su identidad.
Marwa al-Sabouni: esta arquitecta fue bombardeada en la guerra, pero esto no le ha impedido escribir de manera elocuente sobre cómo el mal diseño de los edificios puede plantar la semilla del conflicto social. En su magnífico manifiesto de memorias, La batalla por el hogar, nos cuenta que durante la década de 1990 no había parques o centros culturales para mezclarse con diferentes tipos de personas; se sintió “encarcelada tras las rejas de la nada”. Su plan para reconstruir su país una vez que termine la guerra civil es creativo y significativo.
Katharine Hayhoe: científica atmosférica de formación, ahora es profesora de ciencias políticas y directora del Centro de Ciencias del Clima de Texas Tech. La autora de más de 120 publicaciones revisadas por pares, que cubren el papel del metano, los incendios forestales y los bosques en la historia del clima, así como el inminente número de muertos por las olas de calor del verano, se distingue entre los científicos del clima por aportar un rasgo inusual a su activismo: su fe En un país donde gran parte de la derecha cristiana se entrega al negacionismo climático, el trabajo de Hayhoe con audiencias religiosas ha llevado a su compañero científico John Abraham a llamarla “quizás la mejor comunicadora sobre el cambio climático”.
Robert Plomin: ¿Importa la genética? Hace treinta años, el consenso, al menos entre los científicos sociales, era que nutría la naturaleza de forma confiable. Plomin no está de acuerdo. Ahora que hemos mapeado el genoma humano, somos capaces de predecir con mayor precisión la propensión a las enfermedades mentales y si tendrá éxito en la escuela. De manera crucial, Plomin no cree que los genes sean necesariamente el destino; el título de su libro Blueprint es algo engañoso. Más bien muestran cómo las tendencias innatas tienen más probabilidades de ser activadas por factores ambientales. Entonces, si no podemos ayudar a los genes con los que nacemos, podemos cambiar la sociedad para igualar las probabilidades.
Kimberlé Williams Crenshaw: abogada y profesora que acuñó el término “interseccionalidad” hace tres décadas. Creado para explicar las formas de opresión entrecruzadas que enfrentan las mujeres afroamericanas, el término de Crenshaw ahora se usa ampliamente en las discusiones sobre la desigualdad racial y las diversas formas de justicia social, y se ha citado como una ayuda para informar la Constitución de Sudáfrica.
Niall Ferguson: pocos historiadores son tan intelectualmente combativos como Ferguson. Desde la historia del dinero, hasta la defensa de la construcción del imperio y la escritura de la vida de Henry Kissinger, ningún tema es demasiado extenso. Su libro de 2017 The Square and the Tower ofrece nada menos que una nueva forma de ver los últimos 500 años. Durante ese tiempo, las jerarquías de arriba hacia abajo han sido desafiadas por las redes horizontales  solo para que esas jerarquías se reafirmen.
Yaa Gyasi: hay muchas novelas recientes sobre el comercio de esclavos en el Atlántico, pero ninguna tiene la audacia experimental de Homecoming de Yaa Gyasi. Nacida en Ghana, criada en los Estados Unidos, Gyasi comienza en África occidental del siglo XVIII con el matrimonio de un gobernador británico con una mujer local. Seguimos su historia, y la de sus descendientes, hasta el día de hoy en una América racialmente dividida. El libro explora el tema controvertido y disruptivo de la complicidad africana en el comercio de esclavos y la forma en que el trauma racial puede transmitirse de generación en generación.
Max Roser: las nuevas formas requieren nuevos tipos de mentes. La infografía, hija del software de big data y animación, puede transmitir muchísimo a gran velocidad. El fallecido epidemiólogo sueco, Hans Rosling, fue el primer maestro: buscó verdades ocultas en hojas de cálculo y las convirtió en presentaciones “reales”. Roser ha retomado este trabajo donde lo dejó, rastreando las tendencias que importan, por ejemplo, las tasas de mortalidad infantil, y pintando imágenes austeras. Sin embargo, a menudo estas cifras revelan progreso frente a las teorías apocalípticas de algunos.
En Prospect los lectores pueden encontrar la lista extensa de pensadores, pero solo pueden elegir a uno/a. Las votaciones siguen abiertas y en las próximas semanas se conocerá el ganador popular como el mejor/la mejor pensador o pensadora del 2019.
Cristina Grao Escorihuela
Redacción
Las personas reflexivas son las más capacitadas para cambiar el mundo y hacerlo en positivo. “Solo hay un bien: el conocimiento. Solo un mal; la ignorancia” dijo el filósofo Sócrates.
Unas palabras certeras cuando se debe reivindicar el poder del pensamiento frente a la corriente antiintelectual de aquellos que desdeñan la razón. Basta ver el panorama político y el ascenso al poder de quienes a buen seguro avergonzarían al clásico griego. El brexiter Nigel Farage, el italiano Matteo Salvini o el recientemente elegido presidente británico Boris Johnson…pero seguramente el polémico Donald Trump sea el máximo exponente de política show apelando a las pasiones en vez de la sensatez.
“Solo sé que no sé nada” sería otra de las frases célebres de Sócrates en la humildad de la búsqueda del conocimiento. Ahora en cambio hay políticos que parecen saberlo todo cuando en realidad saben más bien poco, como todos.
Desde el 2014 la revista británica Prospect rinde tributo a la clase intelectual: científicos, filósofos y escritores que están remodelando nuestros tiempos.
La lista pre seleccionada incluye 50 voces disruptivas “mentes que quieren cambiar el mundo, en lugar de simplemente explicar por qué el mundo es como es” explican en su editorial. Los lectores están llamados a elegir el mejor pensador/a del 2019.
En el mismo se reivindica el papel de los intelectuales en nuestra sociedad, que han quedado al margen de la élite económica cuando podrían ser más decisivos al aportar más soluciones.
Se destaca en el contexto un cambio de era marcada por la tecnología que también está “remodelando la vida intelectual” con el uso de procesadores avanzados como herramienta fundamental. 
Asimismo la lista del 2019 muestra una paridad que no había en años anteriores, 50 / 50 de hombres y mujeres intelectuales. Desde En Positivo repasamos la trayectoria de algunos de los importantes nombres que figuran en esta lista.
Svetlana Alexievich: desde que ganara el Premio Nobel de Literatura en 2015, la primera escritora de no ficción en hacerlo, las obras de la escritora bielorrusa se han traducido recientemente al inglés. Las entrevistas de Alexievich con soldados rusos en Afganistán, sobrevivientes de Chernobyl, personas que fueron niños en la guerra con Alemania y muchos otros producen conmovedores relatos de sufrimiento en el mundo soviético.
Frances Arnold: es la primera mujer estadounidense en recibir el premio Nobel de química, y la quinta mujer en general en esa categoría, Arnold es conocida por su trabajo innovador que utiliza la evolución dirigida para crear enzimas. Aplicando el principio de adaptación de las especies a diferentes ambientes, Arnold aprovechó el cambio genético y la selección para desarrollar proteínas para catalizar diversas reacciones químicas. Sus resultados han ayudado a lograr una fabricación más ecológica en campos como los productos farmacéuticos, y contribuido a los avances en energía renovable.
Caucher Birkar: nacido en una aldea kurda en Irán en 1978, el matemático solicitó asilo en el Reino Unido en 2000 y luego se convirtió en profesor en Cambridge. El año pasado ganó una Medalla Fields, el premio más alto en matemáticas, por su contribución a la geometría algebraica, una forma de comprender objetos geométricos usando ecuaciones. Cuando se mudó por primera vez a Inglaterra, cambió su nombre a Caucher Birkar, que en kurdo significa “matemático migrante”.
Juan Martín Maldacena: el argentino bien puede ser recordado como el primer físico teórico verdaderamente grandioso del siglo XXI. Sin pretensiones pero profundamente imaginativo, está abordando la gravedad, la información y el tejido del universo. En Princeton, Maldacena descubrió una sorprendente equivalencia entre la teoría de cuerdas y la teoría cuántica, ofreciendo cierta unidad entre las teorías actualmente incompatibles en el corazón de la física fundamental. Su trabajo condujo a la hipótesis de que una conexión entre partículas cuánticas, llamada entrelazamiento, podría estar relacionada con agujeros de gusano en el espacio-tiempo.
Houman Haddad: el ejecutivo de la ONU detrás del programa “Building Blocks”está trabajando para introducir la nueva tecnología blockchain en los campos de refugiados. El software de reconocimiento facial y el almacenamiento de información pueden aumentar la eficiencia para obtener dinero y, por lo tanto, alimentos para los campos de refugiados (los resultados iniciales sugieren una reducción del 98 por ciento en las tarifas bancarias) y permitir a los refugiados construir una “billetera digital”, esencial para demostrar su identidad.
Marwa al-Sabouni: esta arquitecta fue bombardeada en la guerra, pero esto no le ha impedido escribir de manera elocuente sobre cómo el mal diseño de los edificios puede plantar la semilla del conflicto social. En su magnífico manifiesto de memorias, La batalla por el hogar, nos cuenta que durante la década de 1990 no había parques o centros culturales para mezclarse con diferentes tipos de personas; se sintió “encarcelada tras las rejas de la nada”. Su plan para reconstruir su país una vez que termine la guerra civil es creativo y significativo.
Katharine Hayhoe: científica atmosférica de formación, ahora es profesora de ciencias políticas y directora del Centro de Ciencias del Clima de Texas Tech. La autora de más de 120 publicaciones revisadas por pares, que cubren el papel del metano, los incendios forestales y los bosques en la historia del clima, así como el inminente número de muertos por las olas de calor del verano, se distingue entre los científicos del clima por aportar un rasgo inusual a su activismo: su fe En un país donde gran parte de la derecha cristiana se entrega al negacionismo climático, el trabajo de Hayhoe con audiencias religiosas ha llevado a su compañero científico John Abraham a llamarla “quizás la mejor comunicadora sobre el cambio climático”.
Robert Plomin: ¿Importa la genética? Hace treinta años, el consenso, al menos entre los científicos sociales, era que nutría la naturaleza de forma confiable. Plomin no está de acuerdo. Ahora que hemos mapeado el genoma humano, somos capaces de predecir con mayor precisión la propensión a las enfermedades mentales y si tendrá éxito en la escuela. De manera crucial, Plomin no cree que los genes sean necesariamente el destino; el título de su libro Blueprint es algo engañoso. Más bien muestran cómo las tendencias innatas tienen más probabilidades de ser activadas por factores ambientales. Entonces, si no podemos ayudar a los genes con los que nacemos, podemos cambiar la sociedad para igualar las probabilidades.
Kimberlé Williams Crenshaw: abogada y profesora que acuñó el término “interseccionalidad” hace tres décadas. Creado para explicar las formas de opresión entrecruzadas que enfrentan las mujeres afroamericanas, el término de Crenshaw ahora se usa ampliamente en las discusiones sobre la desigualdad racial y las diversas formas de justicia social, y se ha citado como una ayuda para informar la Constitución de Sudáfrica.
Niall Ferguson: pocos historiadores son tan intelectualmente combativos como Ferguson. Desde la historia del dinero, hasta la defensa de la construcción del imperio y la escritura de la vida de Henry Kissinger, ningún tema es demasiado extenso. Su libro de 2017 The Square and the Tower ofrece nada menos que una nueva forma de ver los últimos 500 años. Durante ese tiempo, las jerarquías de arriba hacia abajo han sido desafiadas por las redes horizontales  solo para que esas jerarquías se reafirmen.
Yaa Gyasi: hay muchas novelas recientes sobre el comercio de esclavos en el Atlántico, pero ninguna tiene la audacia experimental de Homecoming de Yaa Gyasi. Nacida en Ghana, criada en los Estados Unidos, Gyasi comienza en África occidental del siglo XVIII con el matrimonio de un gobernador británico con una mujer local. Seguimos su historia, y la de sus descendientes, hasta el día de hoy en una América racialmente dividida. El libro explora el tema controvertido y disruptivo de la complicidad africana en el comercio de esclavos y la forma en que el trauma racial puede transmitirse de generación en generación.
Max Roser: las nuevas formas requieren nuevos tipos de mentes. La infografía, hija del software de big data y animación, puede transmitir muchísimo a gran velocidad. El fallecido epidemiólogo sueco, Hans Rosling, fue el primer maestro: buscó verdades ocultas en hojas de cálculo y las convirtió en presentaciones “reales”. Roser ha retomado este trabajo donde lo dejó, rastreando las tendencias que importan, por ejemplo, las tasas de mortalidad infantil, y pintando imágenes austeras. Sin embargo, a menudo estas cifras revelan progreso frente a las teorías apocalípticas de algunos.
En Prospect los lectores pueden encontrar la lista extensa de pensadores, pero solo pueden elegir a uno/a. Las votaciones siguen abiertas y en las próximas semanas se conocerá el ganador popular como el mejor/la mejor pensador o pensadora del 2019.
Cristina Grao Escorihuela
Redacción

06 febrero 2020

QUIENES SON LOSXLIDERES DE OPINION HOY

En efecto: durante la era en que los medios masivos de comunicación (también conocidos como “mass media“) reinaban sin competencia en el mundo de las comunicaciones corporativas, las empresas tenían (entre otros) un tipo de “público” selecto, conocido genéricamente como “líderes de opinión”, al que debían seducir y tener como aliado. O, por lo menos, no como enemigo.
Si bien la generalidad de los casos estos líderes de opinión eran periodistas con trayectoria en los medios masivos, lo cierto es que muchas veces trascendían esa profesión y se desempeñaban en campos tan diversos como, por ejemplo, el deporte, la música, la política o la religión.C
Comofuera, los líderes de opinión tenían (y tienen aún) la capacidad de influenciar e, incluso, movilizar masivamente la percepción de amplias capas y sectores del público hacia uno u otro lado de la balanza respecto de cuestiones de la actualidad nacional e internacional.LLas
empresas, por lo tanto, trabajaron siempre para acercarse a estos líderes de opinión y buscaron que ellos hablaran bien de sus productos, sus servicios o, directamente, de su buen comportamiento y sus valores en el seno de la sociedad en la que desarrollaban su actividad.E
El líder de opinión podía ser, por lo tanto, un aliado clave en la construcción de la imagen y la reputación corporativa. Podía ser alguien cuya palabra ayudara a la empresa a ser más creíble, más sólida, más competitiva. O todo lo contrario, por supuesto.¿
Qué atributos tienen los líderes de opinón “tradicionales”? Algunos están listados aquí, pero en síntesis podría decirse que se trata de personas cuya trayectoria en su especialidad, profesión o ámbito de actuación los vuelve referentes para diversos círculos en una sociedad determinada. Un líder de opinión es, en general, un profesional, un especialista, y su discurso está avalado por una trayectoria. Es alguien cuya palabra posee algo del orden del saber, de una conciencia o punto de vista superior o avanzado respecto de sus pares en el ámbito social en el que se desenvuelve.¿
A que vino toda esta teorización acerca de los líderes de opinión?Aq
Aue una de las varias (y grandes) revoluciones que generaron las redes sociales tiene que ver, justamente, con el surgimiento de un nuevo líder de opinión: el influenciador, o “influencer.
En efecto las redes dieron lugar a la aparición de personas que, por diversas razones, lograron generar no sólo caudalosas audiencias en torno a sus espacios digitales (los prototípicos son Facebook y Twitter, claramente) sino un tipo de relacionamiento con sus seguidores marcado, lógicamente, por el ADN de las redes sociales: empatía, lealtad, sinceridad, desenfado, horizontalidad comunicacional, simpatía, admiración, apoyo. Y, en ciertos casos extremos, hasta incondicionalidad y fanatismo.
Ya hay que decir que la calidad de ese relacionamiento es, quizás, más importante aún que el caudal de seguidores del influencer. Un “twittero” que tenga 40 mil followers pero que prácticamente no interactúe con ellos no tendrá el mismo poder de influencia que otro con “apenas” 3.000, pero que mantenga con ellos un relacionamiento fluido, constante y sólido.
Ahora bien ¿quiénes son estos influencers? Y más aún, ¿por qué las empresas deberían comenzar a analizar (si no lo hicieron aún) estrategias de relacionamiento con ellos?
El influenciadoren los medios sociales, a diferencia de su “antepasado” en los medios masivos, rara vez es un periodista con trayectoria, fama y poder. Tampoco suele darse el caso de que sea un especialista de renombre en tal o cual materia, ni una celebridad del ámbito teatral, artístico, musical o deportivo.
Si bien existen unos pocos) líderes de opinión “de viejo cuño” que tienen, obviamente, espacios en Facebook y Twitter, existe una nueva capa de líderes de opinión en las redes sociales que, sin la trayectoria ni el expertise ni la reputación pública de su antecesor massmediático, sí poseen la capacidad de movilizar y crear opinión sobre diversos temas. E, incluso, pueden marcar tendencia en las conversaciones, y viralizar estados de opinión que se vuelvan masivos o trending topic en cuestión de un par de horas.¿
Cuáles son sus características distintivas? ¿En qué se basa su liderazgo y por qué? ¿Con qué objetivos y estrategias las empresas pueden acercarse a ellos y “ganárselos” de su lado, de modo que sean formadores de opinión a favor?

03 febrero 2020

BINGO!! SE JODIERON LAS NEVERAS La tecnología con la que podrá enfriar sus bebidas en solo 30 segundos


Santiago Schmidt, creador de la empresa Chill It, contó que esta idea nació en la universidad y ahora una empresa de Johannesburgo está interesada en comprarla.


Se trata de un ‘microondas que enfría’ y es capaz de dejar a una temperatura de 3° una lata de cerveza en tan solo 30 segundos. Además, está misma maquina sirve para enfriar envases de plástico en 50 segundos y una botella de vidrio de un litro en solo 90 segundos.
Schmidt también comentó que el desarrollo y ensamble del prototipo fue barato, pero para poder patentarla necesitaron inversión externa. Ahora están trabajando para que su producto pueda enfriar más de un envase a la vez y, si es posible, llevarlo a la farmacéutica

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