Durante ese tiempo, la empresa no solo ha llevado servicios
vitales a millones de personas, sino que ha tejido redes de cooperación para
construir un engranaje capaz de funcionar al servicio de más de siete millones
de personas.
“EPM nos instaló los servicios y eso nos ayudó a legalizar
nuestras viviendas. Nosotros hicimos nuestras propias redes de acueducto y
alcantarillado porque EPM nos contrató”, dice Wberney Zabala Miranda. Este
dirigente comunal, que vive hace 22 años en el sector conocido como Medellín
sin tugurios, en la comuna 9 de Medellín y recuerda cómo fue la formalización
de los servicios en su barrio.
“Aquí mucha gente pensó en un principio que EPM nos iba a
cobrar mucha plata, pero después cayeron en cuenta que nos sale mucho más
barato tener los servicios legalizados que estar con instalaciones de
contrabando. Además de tirar las tuberías, nos hicieron andenes, escaleras,
pasamanos, muros de contención. Nosotros le tenemos un gran aprecio a la
empresa, porque nos mejoró no sólo los servicios, sino la calidad de vida.
Mejor dicho, construimos tejido social a través de esas redes”, dice Wberney.
Historias como la que reconstruye ese líder comunitario
hacen parte de una trayectoria que comenzó en 1955, cuando se fusionaron cuatro
entidades que hasta ese momento funcionaban de manera independiente y que
tenían a su cargo los servicios de energía, acueducto, alcantarillado y
teléfono en Medellín.
Pero esa empresa naciente no se quedó solo en la ciudad
donde surgió. De manera gradual se extendió por el Valle de Aburrá y a otras
regiones de Antioquia. En la actualidad lleva sus servicios a otros
departamentos.
Por ejemplo, en 2008 EPM asumió el reto de mejorar el acceso
a los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo para los
habitantes de Quibdó, por intermedio de su filial Aguas Nacionales. Diez años
después, la capital de Chocó tiene un 36,11% de cobertura en el suministro de
agua potable, un 20,02% en el servicio de alcantarillado y un cubrimiento del
97% en el servicio de recolección de residuos sólidos.
Para los habitantes de esta ciudad, eso representa una
transformación notoria. “Desde 2006 estábamos solicitando redes de acueducto,
porque las que había se dañaron y teníamos el servicio suspendido. A finales de
2018 nos instalaron las redes nuevas y desde entonces el servicio ha sido
fenomenal”, asegura José Wiston Ibargüen, presidente de la Junta de Acción
Comunal del barrio Piñal de Medrano y vicepresidente de la Asociación de Juntas
de la comuna 5 de Quibdó.
Y aunque en esta zona de la capital chocoana el servicio aún
no se presta las 24 horas, sí se garantiza suministro de agua potable todos los
días, en lapsos variables, algo que era impensable hace apenas unos años. “A mí
me tocaba constantemente estar buscando a funcionarios públicos para que nos
mandarán un carro de agua al barrio cuando pasaban dos o tres días sin llover.
Eso ahora ya no se ve”, sostiene Ibargüen.
Algo similar se vive en el barrio Casa Blanca, también en
Quibdó. “En esta zona sufríamos mucho por el agua, por aquí había una tubería
enterrada, pero no funcionaba bien. En el 2008 tuvieron que venir de Medellín
algunos carrotanques con agua para ayudar a la gente, porque había un verano
muy largo y la gente estaba sufriendo mucho porque no había lluvia de donde
abastecerse”, recuerda Luis José Mosquera.
En su barrio de la comuna 1 de la capital chocoana, Luis
José es reconocido por su trabajo comunitario desde hace unos 20 años y es uno
de los interlocutores con Aguas del Atrato. “La relación mía con la empresa ha
sido muy buena, muchos de los que están ahí nos dan confianza e información de
primera mano”, dice el líder.
Al celebrar sus 60 años, en 2015, EPM publicó un libro
conmemorativo que reconstruye en seis relatos la historia de la empresa. En uno
de ellos, el escritor Esteban Carlos Mejía presenta un perfil de Lucio Chiquito
Caicedo, uno de los fundadores. En el cierre del texto, Chiquito dice: “Los
ingenieros sabemos que el cuerpo humano es un conjunto de sistemas (…) A veces
algunos fallan o se deterioran. Mientras tanto, ahí vamos”. Quizá esa
referencia con el cuerpo humano sea útil para entender que EPM también es un
conjunto de sistemas, que ya son 65 años, pero que ahí va porque ese engranaje
funciona al servicio de la gente.