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25 abril 2021

 La historia del contrabando en La Guajira

“EL CONTADOR DE HISTORIA” Otra forma de mantener viva nuestra identidad.



¡El territorio de La Guajira no fue creado por Dios para ser un territorio lleno de pobreza!

INTRODUCCION

La Guajira como territorio es uno de los más ricos de la nación e incluso de América Latina, desde sus origines sus incalculables riquezas admiraron al Mundo, estas van desde yacimientos Perleros descubiertos apenas afloraba al mundo nuestro territorio ancestral, hasta lo que hoy llamamos la mayor fuente de generación eléctrica a través del viento y el sol disponibles en Colombia, de las cuales la Guajira es una esperanzadora propuesta para el pais y el Mundo. 

Expoliado desde su nacimiento, su gran capacidad para producir riquezas va mucho más allá de sus reservas mineras y su gran variedad de suelos, diversidad paisajística y étnica,  que hacen de La Guajira un verdadero paraíso de riquezas y paisajes, no en vano, connotados historiadores, antropólogos y prestigiosas universidades del mundo se han fijado en La guajira y el apasionante fenómeno social y comercial sucedido en ella entre los siglos XVI- XVII Y XVIII; no es verdad que lo sucedido aquí solo tenga un simple valor antropológico, esto no es así! lógicamente se trata de algo mucho más transcendental, se trata de la identidad de todo un pueblo que correspondería en términos reales al registro de nuestra propia historia, fuente de la construcción de nuestra identidad y carácter, nuestra estructura esencial y pilar de nuestra identidad.

Lógicamente estas historias no deben ser contadas como para satisfacer el interés particular de unos pocos, en esta dirección siempre hemos insistido, contrariando a veces, algunos considerados eruditos de la region, que en lo referente a disciplinas literarias e históricas en la guajira, deberíamos ser más reales que idealistas.  este análisis y recuento de nuestra historia tiene un valor mucho más grande y superior, contrario al que algunos nativos han tratado de imprimirle, y que según nuestro punto de vista está más cercano al realismo literario que identifica un contexto patente de lo que ocurrió y que determinó en cierta manera el rumbo de Colombia como nación en un porcentaje bien importante. 

Siendo así, podemos estar seguros, que aquí debe estar la clave de alguna de nuestras grandes problemáticas sociales por resolver. Por ejemplo el protagonismo y liderazgo que tuvieron nuestros ancestros después de fundada la republica y al comienzo de ella, se sabe que personajes como Nicolás Danies llego a prestar dinero a la Nacion colombiana, y es que el liderazgo de nuestros antepasado fue patente en la construcción de la nueva República, fue aquí donde se forjaron los edificadores que más adelante moldearon la sociedad nacional e influyeron decididamente en el proceso de desarrollo que se estableció poco más  tarde en gran parte  del territorio nacional.

Les confieso que he tenido dificultades en la estructuración de este texto tratando de darle la mayor versatilidad con respecto al hecho y contándolo de tal manera que no nos extendamos mucho, siempre guardando la autenticidad de los hechos y tratando de hacer una investigación de los más aplicada y severa posible, por esta razón nos demoramos un poco mas en mostrar este número, que seguramente por lo extenso y complejo del tema, serviría para escribir un libro completo y apasionante, pero se que lo que leerán a continuación les ayudará mucho para aclarar algunos conceptos olvidados y otros mal interpretados, no me considero un erudito en la materia, pero lo que hago, lo hago con pasión y tratando de equivocarme lo menos posible. Lo que más me inspira, es el amor por la tierra, y que de pronto de esta manera logremos poner un granito de arena en la construcción de una sociedad mejor. Tratar  de dar a los miles que nos siguen en estas historia la oportunidad de conocer la historia bajo otra otra óptica, critica y  mas real.

Pero ya entrando en materia de la historia que estamos a punto de contar podríamos decir que el Contrabando fue la razón para que el Estado y la Provincia de La Guajira se enfrentaran muy temprano no en términos abstractos sino en términos de una realidad que aun nos persigue, convirtiendo sin querer a los guajiros en lo que llama la antropóloga Margarita Serge, una especie de “Revés de la Nacion”, apenas naciendo la Republica.

Existen muchas formas de contar las historias, por ejemplo los trabajos crean y recrean la idea de la legitimidad de la práctica del contrabando en la región y la necesidad de lograr dicho reconocimiento por parte del Estado Nacional. En el mejor de los casos, el análisis de Orsini sugiere la imposibilidad de un diálogo entre región-Nacion derivado de la falta de entendimiento, en ese sentido, al ser una región marcada desde el principio de su historia determinada por sus atributos naturales como la conectividad con otros imperios del momento en la mitad del siglo XVIII por su parte, el contrabando como actividad en la península de la Guajira debemos contextualizarla a través de dinámicas comerciales que se presentaron en esta región del territorio y esto nos permitirá entender cómo surge esta actividad y como esta se convierte en una práctica muy cotidiana para la vida comercial de la ciudad de Riohacha y el resto del territorio con marcada participación de los guajiros(wayuu) en ese entonces. Por lo tanto, nuestra óptica consistirá en ver este factor como uno de los elementos que hicieron un comercio activo, ligado a exportar e importar productos con comerciantes locales y extranjeros, pero además como ayudo a que estas dinámicas dieran paso para que la Guajira y en especial la ciudad de Riohacha fuera de gran importancia para el comercio interno y externo del Caribe colombiano, dentro de las diferentes percepciones de legitimidad e ilegitimidad de la práctica del contrabando.

Esta historia es apasionante y espero que la disfruten.

PRIMERA PARTE

Lamentablemente la guajira como territorio fue estigmatizado desde sus comienzos por los mismo españoles que lo habían decretado como propio después de su descubrimiento, y fueron los primeros en definir como contrabandista a los indígenas Wayuu, La primera referencia de contrabando que se encuentra en literatura sobre La Guajira hace pensar que esta práctica surge desde el primer día en que sus tierras, fueron pisadas por piratas y conquistadores, no porque hayan encontrado a las comunidades indígenas  que habitaban la península en transes de tráfico ilegal de sus productos,  porque sencillamente siempre han sido los dueños del territorio, sino porque fueron precisamente los primeros barcos y sus dueños venidos de Europa quienes la introdujeron al negocio ilegal. Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa fueron los primeros en pasar por las costas guajiras en 1499 sin lograr arribar a ellas inicialmente. Posteriormente, Juan de la Cosa la pisó a la altura del Cabo de La Vela; sin embargo: Se dice que otro Ojeda antes que Alonso, logró llegar a las costas guajiras como contrabandista de armas de fuego y licores embriagantes. Este Ojeda no pudo hacer valer sus derechos de descubridor porque equivaldría a declararse confeso de sus negocios clandestinos. (De Barranquilla, 1946, p. 1) Lo primero que hay que observar es que el contrabando no hacía parte de las formas de organización económica, política y social de los indígenas Wayuu. Es imposible afirmar que la práctica estaba instaurada antes de la llegada de los españoles por cuanto la misma implica la trasgresión de normas formales o leyes instauradas por autoridades, que regulan el comportamiento comercial interno y externo de reinos, colonias y estados según sea el caso. Por otro lado, si se tiene en cuenta que los primeros asentamientos coloniales en La Guajira se dieron hacia la mitad de 1500, no queda claro cómo pudieron existir referencias de contrabando de armas y licores anteriores a 1499. Diferentes autores han documentado las prácticas económicas de los indígenas Wayuu en este primer período (Ardila, 1990), (Barrera Monroy, 2000), (Guerra, 2007). Dichas prácticas estaban asociadas principalmente a la pesca marina, la recolección de conchas y perlas, a la casa en menor escala, a la producción de maíz y a la producción de alfarería y de tejidos. A partir de estas actividades los indígenas Wayuu generaban relaciones de tipo comercial e intercambios de productos con otras culturas cercanas, como la de los Arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta y otras ubicadas en islas del Caribe. En este sentido se documenta que los indígenas Wayuu inicialmente intercambiaban coca con los Araucos. Para 1600 los españoles tenían controlada las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, proceso que imposibilitó que el intercambio de coca continuara, hecho que generó un cambio en las costumbres de mambear coca que tenían los Wayuu.

Riohacha tuvo una importante participación en el armado de la estructura del contrabando en el siglo XVIII los dos artículos que más se comercializaban eran el ganado y el palo de tinte. La exportación clandestina de ganado estaba generalizad en toda la region, los riohacheros recibían de los ingleses telas pero también algo de aguardiente y otros objetos, mientras que los wayuu recibían en pago por sus ganado aguardiente y armas, aunque también algunos implementos y ropas, lo más común era que barcos ingleses vinieran a las costa de la guajira para llevarse los cargamentos de ganado, aunque a veces barcos Españoles salían  de Riohacha con papeles falsos y se dirigían a Jamaica con el ganado, este contrabando se convirtió en una actividad permanente en la guajira desde 1770, y en 1800 se había vuelto tan importante que hasta de Valledupar los hacendados traían su ganado para venderlo clandestinamente a los Ingleses, de ahí a que se estableciera también la llamada ruta de Jerusalén, que era el retorno de mercancías por las rutas del cesar hasta conectar con el magdalena por la laguna de Zapatosa para llegar a Mompós    

Hablar de contrabando en la guajira ancestral implica hablar de los Wayuu que poblaron esta region, sus costumbres y de qué manera establecieron normas y leyes, prácticas que han delineado su cultura, tradiciones y supervivencia en un escenario naturalmente hostil, con un agravante, siempre estuvieron cercados por enemigos debido a la riqueza y posición estratégica que ha manejado históricamente el territorio.

Decimos que el pueblo Wayuu es un pueblo digno de admiración por la resistencia a la Violencia que han practicado a lo largo de la historia no en vano sus Sistema Normativo (conjunto de principios, normas, procedimientos y rituales empleados por las autoridades de la etnia para ordenar las relaciones entre sus clanes)  ha sido considerado por la Unesco como Patrimonio inmaterial de la humanidad, el pueblo Wayuu es uno de los pueblos Arawak que, en una gran corriente migratoria, se desplazaron tanto por la Amazonia, como las Antillas a donde llegaron hacia el 150 a.C., aun no se cuenta con las herramientas historiográficas para establecer de donde ni porque por que fueron desplazado originalmente. Al llegar a la península de la Guajira, se posesionaron violentamente para no dejarse sacar jamás de este territorio; tal como lo afirma Polo Acuña (2004) los Wayuu, antes del arribo de los europeos, mantuvieron una disputa por el territorio que finalizo con el desplazamiento de otros grupos que se encontraban en la península, de los cuales se tienen noticias desde mediados del siglo XVI como los KaketÌos, Guanebukanes, Cocinas y Paraujanos. Sin embargo, solo hasta el siglo XVIII los Wayuu adquieren el control de la península de la Guajira, cuando llegan los ingleses a el Caribe, seguida de la influencia neerlandesa y francesa con los cuales los Wayuu realizaron especie de una alianza estratégica ya que estos pueblos eran enemigos naturales de sus principales rivales en el momento, ¡los españoles! Con ellos los Wayuu lograron armarse y convertirse en un temible ejercito que hacía respetar sus territorios a sangre fuego, del invasor español y más adelante del que fuera o tuviera lugar como invasor en sus territorios. Los indígenas adaptaron del europeo el caballo que les permitió un vuelco trascendental en su favor, en las guerras de disputa y defensa del territorio, ya que en poco tiempo se convirtieron en avezados jinetes condición que acompañaba la destreza en el manejo de las armas de fuego recientemente venidas de Europas, adquiriendo la connotación de un pueblo temido por la bravura, arrojo y ferocidad usada para enfrentar los combates. La posesión de armas y ganado determinaban un símbolo de valor y prestigio entre ellos, connotación que podríamos decir se extiende hasta nuestros días, se dice que desde muy chicos los Wayyu hacían especie de un aprendizaje en el manejo de las armas, las cuales eran combinadas, armas propias tradicionales y armas de fuego europeas, se dice que muy niños los wayuu practicaban tiro al blanco inflando una vejiga construida con  la ubre de venado  la cual era lanzada al aire, y el tema era no dejarla caer apuntado a ella con flechas con punta roma, esto permitía adquirir una gran destreza desde muy niño en el manejo de armas y caballos.

la representación de organización política y comercial previa al descubrimiento sufrió variaciones a partir del poblamiento perlero español. Después del descubrimiento de América el potencial perlero de la parte norte del continente se convirtió en la principal atracción de los españoles (Guerra Curvelo, 2007, p. 182). Con el agotamiento de los ostrales del grupo insular margariteño, como el de Nueva Cádiz en 1538, los empresarios perleros concentraron su atención en La Guajira, concretamente en la región que comprende el Cabo de La Vela, Riohacha y sus alrededores. Desde esta fecha se desarrolló un proceso activo de poblamiento a través de las llamadas “rancherías de perlas” inducidas por empresarios de la colonia que invirtieron capitales privados y sometieron inicialmente a parte de la población indígena a tareas de cosecha mediante el buceo. En las rancherías de perlas establecidas a mediados de 1500 se puede observar el surgimiento de una nueva forma de organización que incluía varios grupos sociales y raciales integrados en una jerarquía piramidal de poder.  En la cumbre de este negocio se encontraban los dueños de canoas hispanos, seguidos por administradores y canoeros europeos y por último, como base, esclavos africanos, buceadores indígenas, indias y pajes de servicio (Guerra Cúrvelo, 2007, p. 184). Sin embargo, estos establecimientos y esta forma de organización social no duraron mucho tiempo: Para finales de 1500 la población indígena peninsular tomó el control de los ostrales de perlas que habían determinado el poblamiento hispánico desde mediados de dicho siglo. El dominio de estos abrió un nuevo espacio para las relaciones económicas con los europeos, en las cuales la perla utilizada como valor de cambio permitió acceder a un mayor grado de intercambio económico con grupos foráneos como los holandeses, franceses e ingleses, hostiles la mayor parte del tiempo al dominio español. (Guerra, Cúrvelo, 2007, p. 184)

Los acercamientos de los Wayuu con estos extranjeros se incrementan a través del contrabando, permitiendo que la comunidad nativa utilice y adopte de manera creciente, mucho más que en el siglo XVII, el caballo y las armas de fuego que luego emplearon como elementos de guerra e intercambios simbólico con respecto a los ìarijunasî. Es por ello por lo que de alguna manera la mencionada centuria se concibe como un periodo de reconstitución étnica.

Indudablemente el comercio de la Perla le dio a la guajira el suficiente protagonismo casi desde el momento mismo de su descubrimiento para convertirse en protagonista y un territorio anhelado por todos.


El hecho de que los indígenas wayuu se hayan apoderado tempranamente de parte de los recursos perleros y hayan aceptado formalizar relaciones comerciales con los holandeses implicó que su organización política y económica variara de forma sustancial a partir del siglo XVII. Existe la necesidad de aclarar que los ostrales de perlas controlados por los indígenas tenían una capacidad de producción considerablemente menor a cuando fueron tomados por los españoles. Sin embargo, hubo una regeneración de los mismos durante el siglo XVII. Para el siglo XVIII los ostrales controlados por los wayuu de nuevo producían perlas en abundancia (De la Pedrajas, 1981, p. 333). En esta medida es como fueron surgiendo caciques e intermediarios que representaban a las comunidades indígenas ante los foráneos, una forma no conocida por la cultura Wayuu y que según el historiador José Polo Acuña no sería evidente en la literatura sino hasta el siglo XVIII. La nueva forma de organización sugiere la conformación de tres escenarios que proporcionarían insumos para que la actividad del contrabando germine y se empiece a desarrollar en La Guajira a lo largo del siglo XVII. No hay que perder de vista que para este siglo la actividad se empezaba a mostrar de forma tan notoria en otras partes de los territorios conquistados que la Corona española, por ejemplo, en aras de contrarrestarlo, llegó a penalizar con la muerte la navegación ilegal por el río Atrato (Tirado Mejía, 1971, p. 66).

En lo que concierne a La Guajira, en primer lugar, los indígenas adquirieron capacidad de negociación con los extranjeros a partir de las perlas. A pesar de que la Corona reprochaba la explotación de los ostrales de perlas (un tanto agotados) a manos de los indígenas, estos rápidamente se dieron cuenta de que la pequeña producción que dominaban era apetecida por los holandeses e ingleses y que podían obtener beneficios materiales producto de su intercambio. Las mercancías se referían a licores, telas, ganados caprino, ovino, Aznar, molar y caballar, armas, municiones y pólvora. Esta posibilidad de intercambio comercial entre indígenas Wayuu y extranjeros se desarrolló con fuerza a partir de 1620 (Burgos, 2007).

El segundo escenario se da a partir del surgimiento de los poco documentados cacicazgos y de las representaciones indígenas centralizadas en los poblados (rancherías de perlas). Estos suponen una forma de organización social funcional para el buen desarrollo de la actividad de intercambio y negociación promovida por los extranjeros.

El tercer y más importante de los escenarios que se configuraron se refiere a que la vida conjunta en los nuevos pueblos permitió el inicio de las mezclas biológicas y culturales entre indígenas wayuu y extranjeros, lo que originó un complejo proceso de mestizaje. Un punto importante a tener en cuenta es que, dado que la organización familiar wayuu se rige por el principio matrilineal, para los holandeses o ingleses contrabandistas era funcional tener hijos con garantizaba ser parte de una gran familia que se convertía en ejército que brindaba protección en caso de confrontación con otros grupos.

El fortalecimiento de las relaciones comerciales y el afianzamiento de los vínculos familiares entre los indígenas wayuu y los extranjeros, especialmente los holandeses, durante todo el siglo XVII generaron algunas preocupaciones a la Corona española. Las más importantes fueron los recursos que se empezaron a dejar de percibir por concepto de extracción e intercambio de perlas a espaldas de la Corona, seguido del fortalecimiento militar de los wayuu bajo el auspicio de los holandeses y después ingleses, que para la época empezaban a concebir a La Guajira como un lugar de importancia geopolítica en su lucha contra España , debido a esta relación llego un momento que en la guajira habían alrededor de 20 mil indígenas armados, que comparados con la capacidad en número de los ejércitos de la corona española que en número eran inferiores y tenían que atender toda la América colonial  era prácticamente imposible enfrentarlos en su territorio, esto sin dida fue determinante para que el territorio Wayuu ejerciera la única resistencia efectiva contra la penetración y ocupación de la Corona Española en América.  

La historia de lo que ocurrió en materia de contrabando en La Guajira entre 1500 y 1700 es difusa, y solo hasta mediados del siglo XVIII empiezan a encontrarse registros detallados de la problemática. La revisión de la literatura que trata el fenómeno entre 1500 y 1700 muestra que esta etapa de la historia fue “un momento de acomodación de fuerzas en materia de comercio entre las potencias europeas que se disputaban el caribe” (Polo Acuña, 2002). Por su parte, Barrera Monroy sostiene: El comercio ilegal con extranjeros, más conocido como contrabando fue un fenómeno que se dio desde el inicio mismo de la conquista, y aunque para la segunda mitad del siglo XVI, el Caribe y el atlántico contaban con la presencia común de piratas y corsarios, fue en el siglo XVIII cuando el comercio ilícito se realizó con mayor intensidad. (2000, p. 144) Segunda etapa: 1750-1810.

Los Wayuu indudablemente fueron un gran catalizador en el desarrollo de los procesos de intercambios comerciales con los visitantes europeos que llegaron al continente, Los mayores estudios del fenómeno del contrabando en La Guajira en el siglo XVIII han sido dados por el historiador cartagenero José Polo Acuña. Sus trabajos “se inscriben en una tendencia de investigación etnohistórica que muestra el desplazamiento del foco de observación de los ‘vencedores’ a los ‘vencidos’”. Se trata de textos que muestran a las comunidades nativas como “dinámicas y activas frente a las formas de dominación a que fueron sometidas por las autoridades hispanas” (2005, p. 56). En este sentido, el autor sostiene que la frontera guajira entre 1750 y 1820 se caracterizó por las relaciones interétnicas alrededor del contrabando. Esta relación generó una redefinición de las estructuras de poder de la sociedad Wayúu. El proceso de interacción le permitió a los Wayúu relacionarse mediante acuerdos y negociaciones con la sociedad colonial y republicana. El mismo autor afirma que tales relaciones, lejos de ser concebidas como elementos de-culturantes, han sido claves de su fortalecimiento (Polo Acuña, 2005, p. 1).

inicialmente desde las Antillas inglesas, holandesas y francesas se propiciaba el contrabando con las colonias de América a través de sus puertos de Cartagena, Santa Marta, Riohacha y, por supuesto, los múltiples puertos naturales que abundan en la península de La Guajira. El historiador Grahn proporciona un dato que da cuenta de la magnitud de la práctica. Para inicios del siglo XVIII “los consejeros del rey calculaban que el contrabando que entraba por estos puertos ascendía a seis millones de pesos, cuando el comercio legal no superaba los dos millones” (Lance Raymond, 1985). En este sentido, la llegada de la dinastía borbónica a España a comienzos del siglo XVIII implicó para la Nueva Granada un resurgimiento político, económico y administrativo. Contener la expansión comercial británica, erradicar el contrabando que los ingleses generaban en la Costa Atlántica y someter definitivamente a los indígenas Wayúu eran los mayores retos para España. En esta línea se adelantaron importantes esfuerzos militares, judiciales y administrativos principalmente en contra del contrabando de palo de tinte, dividivi y de la corrupción interna que se asociaba a él.

El contrabando es una práctica ilegal que durante toda la historia ha involucrado a indígenas, mestizos, blancos y extranjeros. Este fenómeno se ha dado en el marco de algunas políticas formuladas desde el Estado Central, así como de su ausencia, situación que de una u otra forma ha sido un incentivo de la actividad. Desafortunadamente la literatura respecto al tema no se ha encargado de hacer este tipo de asociaciones. El grueso de los trabajos sobre La Guajira es de corte antropológico con una fuerte inclinación a presentar tan solo la situación del pueblo Wayúu. En la actualidad, una etnología amplia que involucre a otros actores es insuficiente al igual que los estudios sobre mestizaje.

En la primera mitad del siglo XX el contexto económico colombiano estuvo determinado por una serie de medidas proteccionistas. La administración de Rafael Reyes promulgó leyes para aumentar la protección arancelaria sobre los productos finales y redujo los aranceles para las materias primas importadas. Entre 1925 y 1929 el país experimento un crecimiento económico acelerado que se caracterizó por el auge de las exportaciones de café y por la creación de varias industrias producto del proteccionismo a la importación de materias primas. Posteriormente, la guerra planteó restricciones naturales al flujo comercial y así, desde la década de los cincuenta, el país fue configurando teórica y prácticamente la sustitución de importaciones como política líder en materia de desarrollo.

En 1925 La Guajira experimentaba una decadencia de sus actividades tradicionales de pesquería y comercio de perlas marinas, así como la exportación de cueros y curtiembres. Al terminar la bonanza los indios y mestizos que se dedicaban a dichas actividades emigraron de todas partes de la península al naciente caserío de Maicao, paso obligado de comerciantes lícitos e ilícitos de Colombia y Venezuela (Palacio Tiller, 2005, pp. 13-47). La aridez del terreno no fue un inconveniente, pues en 1927 se construyeron los primeros molinos de viento que proporcionaban aguas dulces aceptables para el consumo de los nuevos pobladores. Los núcleos familiares mestizos se fortalecieron en el naciente Maicao, población que dé lugar de paso se convirtió rápidamente en un centro de compra y venta de ganado, queso, carne y pieles. Las ardientes sequías que tradicionalmente han azotado a la península de La Guajira motivaron una migración mayor desde otros puntos de la península hacia Maicao, considerada privilegiada por su cercanía a la serranía del Perijá y a los ríos Ranchería, Caraipía y Paraguachón. El desarrollo comercial de la población de Maicao, impulsado inicialmente por los riohacheros, indígenas y mestizos es seguido a partir de la década de los cuarenta con la llegada de los primeros comerciantes inmigrantes sirio-libaneses que, con sus prácticas tradicionales de llevar la maleta llena de mercancías, las ventas a plazo y la popularización del crédito terminaron por revolucionar e impulsar de forma sustancial el comercio fronterizo con Venezuela. Las similitudes geográficas de La Guajira con sus tierras de origen sirvieron para reducir las distancias culturales y facilitaron la asimilación de los nuevos pobladores de Maicao. los primeros inmigrantes árabes potenciaron con sus prácticas la cultura de comerciar en una población que no guardaba reparos frente a la licitud o ilicitud de la práctica, y este nuevo condimento étnico le dio velocidad al estilo de comerciar de los nativos y demás mesclas presente en el territorio, durante años Maicao tomo la connotación de un centro de operaciones donde debían llegar por alguna razón todos los que comerciaban en el territorio, fue especie de un amparo de ilegales y no ilegales, que llegando a Maicao llegaban a un lugar seguro.  La primera regulación poscolonial de la actividad comercial desarrollada en el eje que comprende las poblaciones de la Alta Guajira (Manaure, Uribia y Maicao) data del 24 de diciembre de 1935, cuando se expidió el Decreto 2298. Esta norma otorgó a Bahía Tucacas la condición de puerto libre durante un plazo de cinco años. Según algunos testimonios, en 1935 Maicao demostraba ser un lugar tranquilo y poco urbanizado. En 1938 contaba con veinte viviendas y ciento cuarenta y cuatro personas. finalmente 1955 Maicao llegó a registrar cinco mil personas y demostraba ser un pueblo semiurbano, con diez calles y diez carreras.

Algunas fuentes aseguran que el contrabando en La Guajira se desarrolló con fuerza después de 1950. En este fenómeno tuvo que ver la caída de Puerto López bajo el gobierno de Ospina Pérez. Según el historiador Luis Guillermo Burgos, la arremetida gubernamental hizo que “la gente de Puerto López acudiera a Maicao porque había garantías para los delincuentes” (2007). Un factor fundamental en este proceso de relocalización de polos contrabandistas fue el mejoramiento de la trocha que permitió la entrada de los primeros camiones en los años cincuenta. La responsabilidad del contrabando que se venía dando desde los años cuarenta ha sido adjudicada a los riohacheros (Palacio Tiller, 2007), quienes inicialmente se instalaron en Maicao y en asocio con algunos individuos representativos y poderosos de las castas Wayúu empezaron a configurar las redes –puerto natural– trocha, útiles para hacer los trasbordos de mercancías y eludir la presencia de las autoridades aduaneras. Con este esquema los contrabandistas riohacheros fueron los primeros en hacer los pedidos de mercancía a Aruba, Curaçao y Panamá y los indígenas poderosos dueños de los puestos naturales se encargaron del trasporte una vez llegaba la mercancía. En este marco de conflicto se dieron las migraciones de los primeros descendientes sirio-libaneses y palestinos. 

En 1964 La Guajira dejó de ser una intendencia para convertirse en departamento. En la misma década la población de Maicao comenzó a convertirse en un importante polo de ilegalidad para el país. La actividad del contrabando se perfeccionó. Riohacheros y descendientes de sirio-libaneses y palestinos establecieron negocios de todos los tamaños y con el paso del tiempo desarrollaron redes complejas de contactos en el exterior que enviaban la mercancía ilegal hacia Colombia, básicamente cigarrillos, licores finos, telas y algunos electrodomésticos. En la comunidad árabe que se dedicaba al contrabando en Maicao y Riohacha existía especialización de productos: unos se dedicaban al contrabando de telas y otros a electrodomésticos (Guerra, 2007).

Los indígenas-mestizos poderosos también tuvieron una especial influencia en la cadena del contrabando, pues controlaban los puertos marítimos naturales (Palacio Tiller, 2007). En este punto es importante aclarar que el contrabando no solo se efectuaba por vías marinas. Desde épocas tempranas pequeños aeropuertos como el de Uribia o el de Maicao sirvieron para el tráfico ilegal de mercancías. Según el historiador Burgos, “para 1954 Maicao era un corregimiento con banco y aeropuerto y hasta 1970 a la población llegaban entre 7 y 8 vuelos diarios” (2007). Adicionalmente, algunos indígenas pobres y otros mestizos prestaban su mano de obra como coteros en los puertos marítimos y aéreos de desembarque. A las diferentes manifestaciones de ilegalidad anotadas se suma el contrabando de café.

El Banco de la República no trata específicamente la participación de La Guajira en el mega negocio del Café; sin embargo, registra la práctica desde 1956, cuando las exportaciones ilegales de café ascendían a cien millones de sacos avaluados entre siete millones seiscientos mil y cincuenta y cuatro millones seiscientos mil dólares (Junquito y Caballero Argáez, 1978, p. 24), todos en La Guajira sabíamos quiénes eran la familias que se dedicaban a la comercialización del café que en forma impresionante logro convertir a Aruba en un aparente exportador mundial de café sin sembrar un solo  grano (González Zubiria 2007). Conocidos empresarios de este comercio dejaron sembrados su nombre en la historia de La Guajira, nombre como Merced Rosado (Chopi Rosado); José Prudencio Aguilar Márquez; Diofanre Lubo Pérez; Agustín Bruges y Onosifero Duran entre otros, eran respetados y reconocidos como grandes comerciantes en todo el territorio y sus nombres pesaban donde llegaban, fue una actividad que dio dinero y poder, en cuanto a la participación de los Wayúu en el contrabando de café tan solo se sabe que “los caciques recaudaban un impuesto sobre el café exportado clandestinamente a través de su territorio” y también lucraban por el manejo de los puertos que eran propiedad privada de las familias Wayuu vinculadas al negocio.

Tuve la oportunidad en algunas ocasiones de hablar personalmente con Chopí Rosado q.e.p.d en un pasado reciente por ahí en los años 2002-2004 y escuchaba en sus misma palabra las travesías que significaba transportar el Café hasta los puertos de la guajira, ellos lo hacían en camiones escoltados con hombre fuertemente armados, los cuales estaban a las órdenes de un líder, por ejemplo en la población cuestecita, siempre se encontraba un puesto de aduanas al cual debían “frentear”, ya que era paso obligado, pues bien, los camiones se quedaban a una distancia prudente mientras que el líder llegaba hasta donde los funcionarios de aduanas, ahí se definía un negocio hablado o un enfrentamiento a plomo, eran personas decididas y valiente que no tenían problemas para escoger entre la dos posibilidades. Un día el mismo “Chopi” me contaba que llegándose a ese momento en ese mismo lugar, el afrento los custodio de la aduana de la siguiente manera: “ señores tengo diez camiones con café debo pasar por aquí, el tiempo nos lleva la delantera y es necesario entregar la mercancía en puerto, aquí están mis dos propuestas, un revolver en un costado de la mesa y un importante rollo de dinero en la otra escojan, cuando no se llegaba a un acuerdo el enfrentamiento era inevitable.

La integración de esta nueva clase de comerciantes en fronteras activas como la guajira, casi desde el mismo momento de su descubrimiento, tuvieron un éxito extraordinario, porque a pesar de los controles y lo que en Bogotá se sabía sobre esta actividad “clandestina para el pais” la actividad seguía desarrollándose con amplitud protegida en cierta manera por el casi impenetrable y hostil desierto donde los contrabandistas eran reyes y señores, una vez se llegaba allí eran inalcanzables;  de esta manera la alianza árabes, Wayuu y mestizos consolidaron un poderosos negocio que llego a mover miles de millones de dólares en la época de Oro de Maicao y la alta guajira.

Se puede decir hasta aquí, que las familias que lograron liderar estos procesos comerciales ilegales se convirtieron en elites de la sociedad del departamento, y que estas actividades en alguna forma influyeron en la formación del carácter del guajiro considerado en la costa y Colombia como una persona valerosa y beligerante.

A través de estas actividades, la posición estratégica de la guajira, las condiciones fronterizas y la ubicación de Maicao, sobre un paso obligado para diferentes actores, donde confluían también venezolanos, y la poca o débil presencia del estado, se logró consolidar un corredor comercial a veces legal muchas más veces ilegal, determinante para que prosperara el contrabando a la escala que lo hizo en La Guájira.

Pero hablar de la historia del contrabando en La Guajira no es posible si no mencionamos a una figura emblemática como Tite Socarras Dangon, quien lo hizo así de famoso una popular y famosa composición de Rafael Escalona, en esta composición se destaca la gran campaña realizada por el gobierno colombiano en el año 1952 bajo el liderazgo de Laureano Gómez, el cual emprende una ofensiva sin precedentes contra la actividad del “Contrabando” en La Guajira,

fue una campaña sin cuartel que logro dejar en la quiebra varios de los dueños de la actividad contrabandista de esa época en La Guajira desvalijando físicamente su principal cabeza de playa como lo era en ese entonces Puerto López.

Fue un violento operativo a cargo de la fragata “Almirante Padilla que virtualmente borro a Puerto López del escenario mercantil ilegal de La Guajira incluso hasta nuestros días, como lo cuenta González Zubiria no solo borraron al puerto virtualmente sino que quebraron económicamente a varios de los grandes protagonistas de la actividad de esa época “Tite Socarrás, Miguel Celedón y Enrique Orozco, quienes habían enviado 1.000 quintales de café a Aruba y habían invertido sus ganancias en mercancías provenientes de esa isla.”

Después de esta caída el contrabando continuo en la guajira y es más, se fortaleció debido a las condiciones especiales que brindaba una zona como el desierto guajiro inhóspito y a veces intransitable durante épocas de invierno, pero lo más importante… impenetrable para aquellos que desconocían el territorio, territorio donde los wayuu y contrabandista navegaban comodante por el conocimiento ancestral del territorio, esto  les forjaba una gran ventaja sumado a la natural capacidad portuaria del territorio y su ubicación estratégica con las Antillas  lo convertían en un paraíso para los dueños del negocio.

Aunque muchos de los contrabandistas “tradicionales” de la Costa Atlántica no incursionaron en el narcotráfico, la línea imaginaria que podría separar las actividades de contrabando de productos como textiles, whisky, cigarrillos, electrodomésticos, llantas, ropa y demás con el tráfico ilegal de drogas son extremadamente débiles y frágiles. Las rutas, las redes, los contactos que algunos de los contrabandistas “tradicionales” manejaban tanto en el interior como en el exterior y el capital social generado en torno a esta actividad proporcionaron el clima perfecto para que el comercio emergente de cocaína de los ochenta y el de la heroína en los noventa se afianzara en la región. Por un lado, los inmemorables puertos marítimos y caminos naturales que han servido para la introducción de mercancías desde la Colonia y las improvisadas pistas aéreas que se utilizaban para la exportación de marihuana fueron utilizadas desde los años ochenta por los carteles de la droga para sacar del país toneladas de cocaína. Para los años noventa Maicao y La Guajira en general sirvieron como plataforma de exportación de heroína. Estas relaciones entre contrabando y narcotráfico sólo fueron evidentes para las autoridades hasta el año 2002 cuando se adelantó la “Operación Conquista” cuyo objetivo fue desmantelar una importante banda que traficaba estupefacientes hacia los Estados Unidos en volúmenes cercanos a setecientos veinte kilos de cocaína y setenta y seis kilos de heroína anuales (Castillo, 2002). La operación constató las viejas sospechas sobre las relaciones que Maicao tenía con ciudades como Barranquilla, Cartagena, Medellín y San Andrés en el negocio del narcotráfico. Refiriéndose a la operación, un estudio sobre seguridad hemisférica concibe a Maicao como “un lugar desde donde se conducían los embarques de droga, que salía hacia el mercado norteamericano desde diferentes puertos de La Guajira” (Bartolomé César, 2003) 

Rojas Pinilla llego al poder el 13 de junio de 1953, ampliamente respaldada por el liberalismo, la disidencia conservadora ospinista-alzatista e importantes sectores de la opinión pública. Rojas logra el poder por un golpe de estado y en principio es visto como un mesías que llega a salvar la nación de la aguda violencia bipartidista que venía enfrentando a liberales y conservadores durante casi una década, y que se había recrudecido bajo el gobierno de Gómez.

Ese mismo Rojas Pinilla, en 1955 cuando este departamento era todavía una intendencia y Jorge Villamizar Flórez era el Intendente. Rojas Pinilla quien caminó por las calles polvorientas de Riohacha sin ninguna clase de escoltas y saludando a todo el mundo, Según el periodista Marco Barros Pinedo, quien recuerda muy bien la historia y fue precisamente este Presidente quien miro de manera diferente a la Guajira y hizo posible la construcción de la poca infraestructura o equipamiento que aun conserva la ciudad como se dieron al servicio el Hospital Nuestra Señora de los Remedios, el aeropuerto Almirante Padilla y el Liceo Padilla, todos gestionado por el general Rojas Pinilla con dineros en parte producidos por la transitoria “ legalización del comercio por medio de un decreto especial que permitió ingresos por concepto de impuestos a la polvorienta capital de la guajira.

La historia cuenta que el contrabando facilito el salto del departamento al boom de la “Bonanza Marimbera” con el que La Guajira es referenciada nacionalmente al iniciarse la segunda mitad del siglo XX, a finales de los años setenta. En una región carente de infraestructura vial, productiva y de servicios, con poca presencia estatal y con una población con una larga tradición de subsistencia por medio del contrabando. De ahí que cuando llegaron los primeros estadounidenses comprando en efectivo la marihuana de la región, fueron gratamente acogidos por los guajiros.

Por sus características geográficas, plana y arenosa (lo que facilita la construcción de pistas de aterrizaje para aviones ligeros), los contrabandistas estadounidenses empezaron a llegar en aviones Cesna, Fairchild y Piper Cubs, incluso en aviones de carga tipo DC3, según Fabio Castillo, en un informe del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), con fecha de septiembre de 1975, se relaciona la ubicación de 131 pistas ilegales en torno a los cultivos de marihuana de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Robert Sabbag, afirma que la carga promedio de un avión era de aproximadamente mil kilos y el viaje Estados Unidos - Colombia - Estados unidos, tomaba un día, lo que facilitaba el lucrativo negocio. Era tal el flujo de marihuana desde La Guajira, que según Sabbag hacia finales de 1976 los aviones de los narcotraficantes se amontonaban sobre La Guajira como vuelos comerciales sobre el aeropuerto internacional JFKde Nueva York.

Cabe destacar que los traficantes guajiros habían sido antes contrabandistas de whisky, electrodomésticos y cigarrillos, es decir, conocían magistralmente las rutas y "caletas" del Caribe colombo-venezolano. Precisamente, el control de dichas rutas fue un detonante de la violencia que vivió la región en los años sesenta. Todo esto, teniendo como telón de fondo a las autoridades como entes ciegos, sordos y mudos, ya que tanto la policía como el ejército recibían generosos pagos por abstenerse de actuar.

La riqueza generada por el boom marimbero facilitó amasar fortunas en manos de agentes ilegales, que, a la sombra de esta bonanza, se perfilaron como líderes sociales y políticos. Estos nuevos liderazgos instalaron una forma de gobernar basada en la descomposición y el clientelismo, generando un proceso de Captura Avanzada del Estado, que ocurre cuando individuos o grupos ilegales influyen en los procesos públicos con el fin de satisfacer intereses particulares.

La bonanza marimbera terminó a finales de los setenta, por presiones de los Estados Unidos y porque los consumidores de drogas en ese país adoptaron la cocaína como su nueva droga de cabecera. El fin de la bonanza, tuvo como telón de fondo la estructuración y permanencia de toda una red de agentes legales e ilegales (sicarios, testaferros, lavadores de activos, políticos, jueces, policías y militares) que posibilitaron el desarrollo del narcotráfico a gran escala en la región y que no desaparecieron con la bonanza, sino que se adaptaron a los nuevos contextos de ilegalidad.

Nuestro relato quiero terminarlo haciendo alusión al tema de Maicao como epicentro de un gran comercio que incluso tuvo su mejor época y florecimiento durante la época de la gran “Bonanza Marimbera” ríos de dinero dominaron el panorama comercial de la estratégica ciudad del maíz, fortaleciendo su comercio y también sus actividades ilícitas que en cierta forma en medio del caos de esta época, se legalizaron aun mas en medio de la percepción que tenían los nativos y comerciantes de este sector, en la dirección que para ellos esto representaba una labor totalmente valida.

La caída del comercio en Maicao a partir de la apertura económica de los años noventa resulta un hecho paradójico. Si bien es cierto que la apertura económica afectó a sectores de la industria y del comercio nacional lícitos y que esto generó protestas legítimas en el marco de la democracia, también es cierto que afectó al sector comercial ilícito del país. Lo paradójico del hecho es que la afectación al sector ilícito también genero protestas, para muchas legítimas. El problema que se presenta en Maicao es que el contrabando, al ser una actividad legítima entre sus habitantes, una medida gubernamental que afecte dicha actividad será mal recibida por la sociedad. Este malestar se traduciría con el tiempo en hechos de desobediencia civil producto del descontento frente a leyes consideradas injustas. El problema de fondo es que la apertura contribuyó a la caída de sectores comerciales legales e ilegales de la ciudad. El punto que no es claro es hasta dónde estos sectores eran legales, hasta dónde ilegales y hasta qué punto las protestas de la sociedad de Maicao en contra de la ley nacional fueron legítimas o ilegítimas.

Finalmente podríamos asegurar que en el procesos ambos bandos se equivocaron, tanto guajiros como gobierno a falta de un canal de entendimiento que obrara en beneficio general de las grandes masas humanas que deducían su sustento de las actividades comerciales de Maicao, en estos momentos después de varios años de luchas y enfrentamientos en este contexto entre la region y la Nacion, podemos asegurar que los gobiernos nacionales comprometidos en desarrollar el control de un territorio históricamente proclive a esta actividades “ilícitas” en parte legales en parte ilegales, le faltó actuar mas como estado y no solo como policía de gobierno, generando solo decretos y acciones restrictivas y coercitivas, sin dejar margen a la posibilidad de llegar a acuerdos amistosos que protegieran a la población dependiente.

Para nadie es un secreto que Maicao fue durante muchos años el mayor generador de ocupación y empleo de La Guajira, llamada en su mejor momento la vitrina comercial de Colombia, era el lugar donde todos los connacionales venían a comprar los artículos eléctricos y electrónicos de última generación, en esa época de Maicao se alimentaban negocios nacionales que tenían a la ciudad como proveedor principal.

De esta manera podemos concluir que, si posiblemente el gobierno nacional hubiese dado un trato diferente al territorio con más presencia e inversión estratégica, La Guajira hoy podrías ser polo de desarrollo nacional a partir de la explotación de sus inmensos recursos y ventajas comparativas, pero muy especialmente por su más caro potencial, su geo posición estratégica de cara al Caribe y el Mundo.

 

Por: Federico Acuña Mendoza

Ing. Industrial egresado de La Universidad de La Guajira

y Periodista Internacional afilado APIC

Cel 305 2358742

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